En un anómico país como el nuestro, todo puede pasar y lo peor de todo, ya nada nos llama la atención; la esposa del primer mandatario realiza su compras con tarjetas prestadas, recibe regalos en dólares, y no pasa nada; una periodista entrega treinta mil dólares a un prófugo de la justicia, con los que siguió fugándose y no pasa nada; una congresista aprista la separan del cargo por la contratación de un empleado fantasma y ahora pretende que el congreso le pague más de dos millones y medio de soles y, para terminar esto que ya parece letanía, hay que recordar al ministro Pérez Guadalupe que apareció con la fórmula mágica para acabar con la delincuencia, poner a dieta a todos los policías, actualmente están muy gordos, los policías flacos y enjutos nos salvaran del mal; bueno…, aunque parece cosa de locos, que podemos hacer, es nuestro país y aquí vivimos, aquí viven los unos y los otros.
¿Los unos y los otros?, si, no
es una nueva clasificación social, solo que ahora se habla de tantas categorías
sociales que ya no se sabe donde estamos ni adonde pertenecemos; es que ahora
un de oportunistas comerciantes se ha
metido en política y se autodenominan clase política, pero ellos no son los
únicos, un grupito de clasemedieros que se pretende progresista y sin suerte en
la política han formado sus ONGs y ahora se reclaman ser la sociedad
organizada, pero lo cierto es que los primeros no son más que comerciantes que
se han metido en política para sacar provecho propio y los segundos como nadie
les hacía caso se juntaron y se autodenominaron sociedad organizada, pero
ninguno de los dos grupos representa a nadie y solo que hacen es sacar beneficio
de toda esta situación, ellos nos miran sobre el hombro y somos los otros para
ellos, los que no aparecemos, los que no importamos.
Y ahora que ya sabemos que
somos los otros y que ellos son los unos, esperamos que a ningún buen ciudadano
tenga la mala suerte de salir elegido en
algún cargo político o se vuelva fanático pro de algo, porque pasaría a
ser miembro de los unos, nos miraría sobre el hombre y nos volvería invisibles
a sus ojos, porque los unos no se dan cuenta de los otros y cuando los miran, solo
lo hacen de reojo, apenas; esa es nuestra realidad, muchos pugnan por ingresar
al grupo de los unos y forman sus grupos, forman sus comunidades, formas sus
asociaciones, forman lo que sea con tal de tener una parte de ese gran pastel
llamado Perú, mientras tanto los otros seguimos a pie, caminando rápido para
llegar a casa con la misma noticia de siempre y con los bolsillos vacios y las
esperanzas a punto de colapsar.
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